Para los que no conocen qué es el ghee, es un tipo de mantequilla usada en la cocina hindú donde se le remueve los sólidos de la leche y el agua, quedando solo la grasa y volviéndola más fácil de digerir para aquellos que somos sensibles a la lactosa.

Puedes usarlo en cualquier plato que usarías la mantequilla, pero preferiblemente no en repostería ya que tiene un punto de humo muy alto y podría dañar la receta, pero esto mismo lo hace ideal sobre todo para freír, además de que tiene un sabor un poco ahumado y esto lo hace delicioso para untar en pan.

Ghee en frasco

En el supermercado es muy costoso así que cuando escuché que se podía hacer en casa, me puse a investigar y me di cuenta que era muy sencillo así que lo intenté y aquí te dejo el proceso:

Necesitarás:

  • Dos barras de mantequilla sin sal
  • Una olla o sartén con el fondo claro
  • Colador de malla fina
  • Un recipiente de cristal para guardar

Preparación:

  1. Derrite mantequilla sin sal en una olla pequeña o en un sartén con base clara (para ver cuándo está listo) a fuego medio/lento. Cuece por al menos 10 minutos, va a comenzar a botar espuma y se va a ir desapareciendo. 
  2. El ghee estará listo cuando la espuma esté casi toda disuelta y cuando los sólidos de la leche se posen en la base de la olla y se vean de color dorado.
  3. Cuela por un colador de malla con un papel toalla encima y luego vierte en un frasco para guardar.

Es importante no dejar de remover la mantequilla en la olla para evitar que se queme, además de que nunca debes subir el fuego, porque el cambio brusco de temperatura podría quemarlo.

Nota: El ghee no requiere refrigeración y se puede mantener a temperatura ambiente durante varias semanas. Puedes guardar en la despensa por tres meses y en la nevera hasta por un año. En la nevera o en países fríos, se volverá sólido, con consistencia de mantequilla.