Este no es otro post diciendo que la lactancia materna exclusiva es la única opción

Recientemente Evaluna cumplió 6 meses, lo que significa que celebramos 6 meses de algo que no pensé que me emocionaría celebrar: la lactancia materna. Y comenzaré diciendo que no, este no es otro post celebrando la lactancia materna exclusiva diciendo que es la única ruta que debemos tomar y que siempre le he podido dar solo leche materna. De hecho, he hecho todos los tipos de lactancia con Evaluna: lactancia materna exclusiva (amamantando), complementando con fórmula (por unos meses) y extracción exclusiva. Yo creo firmemente es que no eres más o menos mamá por hacer una u otra, todas tienen sus retos y sea cuál sea que haya sido tu decisión, estoy segura de que lo que estás haciendo es porque quieres darle lo mejor para tu bebé y eso es lo más importante de todo.

Gracias a Dios Evaluna es una bebé fácil en todos los sentidos, usualmente duerme bien, usualmente solo llora de hambre o sueño (y solo cuando ya está pasada de hora), es muy risueña y tranquila (aunque bien activa). Pero lo que siempre nos ha costado ha sido la lactancia.

Por mi parte, yo quería hacer lactancia materna exclusiva con Evaluna por los beneficios que nos daría a ambas; de hecho, había investigado un poco sobre ella y tenía a mi hermana que lactó exclusivamente a mi sobrina por casi dos años. La verdad siempre oía hablar a todo el mundo que la lactancia aunque tenía retos era lo más hermoso del mundo. Y realmente es que es un milagro cómo Dios ha creado nuestros cuerpos para dar vida a nuestros bebés de esa manera y es un tema que me gusta mucho como todos los de la maternidad por la forma en la que nos enseña tanto de Dios.

Después de dar a luz pensé que ya había pasado lo más difícil. Como estuvimos piel con piel justo después del parto, pensé que ya cuando llegara a la habitación ella mágicamente se iba a pegar del seno y todo funcionaría bien. Después de todo, también tenía la ayuda de mi hermana allá en el hospital. Pero no fue así. Cuando intentábamos que comiera, no abría la boca, no succionaba bien y lo que hacía era que se dormía. Intentamos toda la madrugada (porque mi parto fue a las 11:45 pm) lo que significaba que yo estaba agotadísima porque tampoco había dormido la noche anterior. Llamamos a las enfermeras pero nos dijeron que no nos podían ayudar por política del hospital con el COVID (todavía no entiendo esa política). Después de unas horas decidimos darle fórmula para que no pasara hambre. Luego en la mañana llamamos a la pediatra que la recibió y ella intentó con nosotras sin éxito, solo nos dijo: “sigue intentando que eventualmente se va a pegar”.

Ya en casa seguíamos intentando e intentando, y nada funcionaba. Me regalaron unas pezoneras y las usé con ella y así sí cogió el seno. Algo que también debo resaltar es que Evaluna tiene un llanto muy desesperante 😅 dicen que los recién nacidos no tienen lágrimas pero ella llora con lágrimas desde el día 1 y se ponía roja como un tomate de pies a cabeza además de dar unos chillidos altísimos. Así que estábamos en ese estrés cada vez que intentábamos. Por decidí darle solo con pezonera porque era lo que le funcionaba y no lloraba así, aunque sí seguía tratando todos los días aunque fuera una vez al día a ver si lo cogía sin ellas. Lo que no sabía era que debía de buscar ayuda de una consultora para resolver ese problema porque el uso prolongado de las pezoneras puede provocar bajo peso en el bebé porque no estimulan la producción de leche correctamente.

Al mes ella solo alcanzó su peso de cuando nació, pero nuestro pediatra nos dijo que estaba bien por la cantidad de veces que comía y los pañales. Yo la verdad pensaba que ese aumento de peso estaba bien. Yo duraba a veces más de una hora lactándola. Muchas veces al día. Había oído que era normal que los bebés quisieran estar todo el día así, o sea que no me preocupaba. Y ella siempre terminaba dormida, entonces pensaba que estaba satisfecha. Pero luego el segundo mes la comencé a ver cada vez más flaquita (aunque creciendo) y me comenzó a preocupar que ya no estaba ensuciando tantos pañales. Comencé a extraerme entre tomas y darle leche en biberón y me di cuenta que al parecer sí se quedaba con hambre porque lloraba cuando se le acababa el biberón. Ya a ese punto yo estaba extremadamente agotada por todo el tiempo que ella pasaba en el seno, sobre todo porque estábamos en tiempos de Navidad y en noche buena y año nuevo estaba yo dormida en el mueble con la bebé comiendo porque no aguantaba el agotamiento 😅 Por las fiestas y que muchos médicos lo toman de vacaciones, esperé a su próxima cita en el pediatra a principios de enero para ver qué nos decía y efectivamente solo había aumentado media libra y tenía que complementarla con fórmula.

Aprendiendo que no soy suficiente

Siempre había dicho que si tenía que complementarla con fórmula, lo haría y no tendría problema con eso, porque mi prioridad era que ella estuviera bien. Nunca en la vida la haría pasar hambre. Pero yo no estaba consciente de los sentimientos que me iba a traer todo este proceso, sobre todo porque me dolía demasiado que ella estaba pasando hambre sin yo darme cuenta. Cuando llegó el momento de complementarla y al haber tenido tantos problemas con la lactancia, sentí que había reprobado mi primer examen como mamá. Mi tarea no. 1 era esa y había fallado.

Algo que no me ayudaba para nada que muchas de las páginas que seguía sobre maternidad y lactancia (y sobre todo el discurso hoy en día de las redes sociales) trataban la lactancia materna exclusiva como la única opción y la fórmula como veneno para tu bebé. También me martirizaba por no haber buscado ayuda antes, por haber estado tan equivocada aunque pensaba que lo estaba haciendo bien, porque quizás no lo intenté lo suficiente o porque no me había esforzado lo suficiente, cosa que era mentira, pero que es lo primero que la gente te dice cuando escucha que has tenido una mala experiencia con la lactancia. Todavía lloro cuando veo las fotos de Evaluna en esos meses en los que estaba bajo peso. Tuve, y todavía tengo que ir a la cruz múltiples veces para entregarle a Dios ese sentimiento y darme cuenta que Él tiene algún propósito por haberlo permitido y que Él me estaba enseñando a que yo tenía que depender de Él hasta en las cosas más básicas de la maternidad. Con esto Dios me enseñaba que yo no era suficiente y tenía que correr todos los días a Aquel que sí lo era para sentirme llena y así darle a Evaluna lo que necesita.

El amor no se mide en onzas

La primera semana tratando de aumentar mi producción de leche me pasaba todo el tiempo dándole el seno a Evaluna, extrayéndome, dándole el biberón y lavando y esterilizando biberones. Todo el día. Busqué una asesora de lactancia para que me ayudara a aumentar mi producción de leche y ver si me ayudaba a que Evaluna se pudiera pegar y no tener que seguir con ese ciclo a la larga, porque pronto iba a entrar al trabajo y no iba a poder mantenerlo. Ella me ayudó muchísimo con lo de la producción de leche, tanto que logramos volver a hacer lactancia materna exclusiva solo después de un mes pero en la sesión tampoco pudimos hacer que Evaluna se pegara al seno y aunque yo seguía intentado en casa, seguía sin éxito.

Entonces decidí investigar más sobre la extracción exclusiva e irme por esa ruta a ver si podía ser más llevadera que el “triple feeding”. Y comencé a hacerlo. Pero entonces sentí que iba a perder la conexión con mi bebé. Que no iba a tener más ese momento mágico de sus ojitos mirándome con ternura mientras la alimentaba. Porque todo el mundo decía que lo mejor de la lactancia era tener esa conexión. Lloré mucho y hasta me sentía en duelo por eso. Pero esa era otra mentira que había creído porque ahora me he dado cuenta de que Evaluna es tan apegada a mí que solo me mira y se ríe aunque esté de otro lado de la habitación. Si estás en ese mismo escenario por favor no creas eso porque el amor no se mide en onzas y tú no eres solo su fuente de alimento. Ser mamá va más allá de cómo alimentas a tu bebé y lo más importante no es eso, sino cómo influyes en Su vida. Cómo le muestras amor.

Pero continuando con la historia, como persona tipo A, me fajé a extraerme leche cada dos horas. Hice todo al pie de la letra. Levantarme de madrugada a extraerme, lavar y esterilizar cada vez que me extraigo o le doy leche a Evaluna. A veces darle leche en lo que me extraía o jugar con ella y entretenerla al mismo tiempo en lo que lo hacía (esto todavía me toca 😅). Hacer power pumping cada vez que podía. Comer avena todos los días. Beberme dos litros de agua al día. Ha sido muchísimo trabajo y sacrificio sobre todo al inicio, y la verdad nunca pensé que podía volver a hacer lactancia exclusiva, pero lo logré en un mes y medio (con mucha ayuda de mi familia, que me ha apoyado en todo momento porque sin ellos no lo hubiera podido lograr). Y creo que lo que más me ayudó fue cuando solté la presión de querer hacer lactancia exclusiva y no tener miedo a complementar con fórmula si tenía que seguir haciéndolo, después de todo, yo estaba dando lo mejor de mí y podía descansar en que Dios veía eso, aunque tuviera hasta que dejar la lactancia por completo (porque quiero recalcar que ser mamá no es solo eso).

Hoy llevamos 4 meses y dos semanas de extracción exclusiva y aunque lo quería dejar todos los días (sobre todo al inicio), ahora es mucho más llevadero y ya nos hemos acostumbrado al ritmo que conlleva. Por mi parte trataré de hacerlo el mayor tiempo que mi cuerpo (y mi mente) me lo permitan porque tengo razones que no entraré en detalle aquí por las que he decidido lactarla. Así que esa es nuestra historia. Ha sido un trayecto difícil, pero Dios me ha enseñado tantas cosas a través de él: Sobre Él, sobre mi pecado, sobre mi necesidad de Él, sobre mi insuficiencia que solo su gracia puede suplir, sobre mi incapacidad de cuidar al 100% a mi bebé, y que Él es el que se encarga de cuidarla aún cuando yo no puedo o no alcanzo física ni emocionalmente.

Y cuento mi historia por aquí por si le puede servir a alguna que esté pasando por una situación similar a la mía. Quiero decirte que no estás sola y que he conocido a muchas mujeres más que sufren con estas cosas en silencio pero como hay todo un estigma sobre este tema, no se sienten en comodidad de hablarlo con otras personas. Así que rompamos ese estigma. Normalicemos todo tipo de lactancia. Normalicemos hablar de nuestras luchas y llevar las cargas unas de las otras. Después de todo, la maternidad está llena de momentos muy lindos pero también de mucha soledad porque estas cosas no se hablan lo suficiente.